La historia de The Boo Devils se divide en antiguo testamento y nuevo testamento. El antiguo comprende desde su formación en 2010, convirtiéndose casi instantáneamente en una referencia en el rock n roll nacional gracias a su mezcla de rockabilly, country western, punk y surf; las ediciones de Act One (2012), Mala Suerte (2014), The Noble Art of Rock N´ Roll (2016) y Devil-o- matic (2019); y sus largas giras de presentación por territorio nacional, europeo y acompañando a artistas como Bob Wayne e Imelda May entre otros. Y luego está el nuevo testamento. Y es que desde mucho antes de su anterior EP Devil-o-matic en 2019, el frontman Al Navarro y el guitarrista Joe Gabardo tenían la intención de cambiar el rumbo estilístico de la banda. Tras más de una década de actividad, el cuerpo les pedía abandonar el rockabilly que les había llevado a ser una de las sensaciones dentro del circuito rocker nacional para incorporar una serie de influencias hasta ahora inéditas en su vocabulario. De repente, en el local comenzaron a sonar nombres en apariencia tan alejados de sus coordenadas como los de Depeche Mode o The Cult. Y eso no era todo. En su búsqueda, el baile de miembros fue constante hasta dar con una alineación con la que poder afrontar semejante tarea. Justo cuando todo estaba a punto de caramelo con la incorporación de Mike Esteve (teclados), Félix Ruiz Medrano (Batería) y Paco RuCo (Bajo), en febrero de 2023 The Boo Devils recibieron el más duro de los golpes. Joe fallecía a causa de un cáncer. Lejos de amedrentarse, decidieron acabar lo que tenían entre manos para honrar a su compañero. No tardarían en reclutar a Álvaro Escribano como nuevo guitarra además de contar con su labor a los controles de La Chulona Estudio para registrar finalmente los diez cortes de su nuevo LP It’s Only The End. Por supuesto, estamos ante una formación muy distinta a la que conocíamos, abandonado algunas de sus señas de identidad. Olvídate de los contrabajos y prepárate para encontrarte con arreglos de teclados dónde antes habría una segunda guitarra. Esta nueva aventura supone una transición hacia el rock en toda su extensión. En negrita y con mayúsculas, pero sin artificios innecesarios.