Dicen los meteorólogos que no se acaba el frio hasta que uno pone de su parte, así que observa cómo se achicharran las meninges de los valientes que se adentren en el concierto, se embadurnen con el repertorio y se sumerjan en el distópico contoneo de este modernillo de los de antes, que aun hoy, se transfigura en el escenario para estupor de los más experimentados amantes de lo bizarro.
Vamos, que hay concierto, canciones con carácter, cancaneo atemporal y la inveterada pericia del cancionero, que con su sensibilisima interpretación opacará sin duda la más contumaz de vuestras preocupaciones.
No deis oportunidad al tedio, renunciad a lo anodino y lanzáos de una vez por todas a la travesía musical ignota que mesó las barbas de Chtulhu y al mísmo Zeus le robó el hipo.
Sin más dilación procede oh sensible insensato, a hacerte con las entradas, antes de que la molicie cotidiana borre del fondo de tus ojos el último destello de vivacidad o estas se acaben, lo que antes sucediere.
Reciban mi más efusivo desdén todos aquellos que permanezcan imperterritos ante el panorama expuesto.
¡Salud y salid!