Aunque no nació en un lugar de cuyo nombre haya que acordarse, Gustavo Gonzalo tiene sus raíces bien ancladas en La Mancha. Fue aquí donde, siendo un adolescente, quedó fascinado al ver a su tío tocar canciones de The Beatles con una simple guitarra. Ese fue el chispazo que inició un largo camino musical.
Creció con la banda sonora de gigantes como Serrat, Sabina, Leño y Extremoduro, influencias que marcan su ADN como compositor. Ahora, tras un verano en el que las musas lo han visitado, nos presenta su nuevo proyecto en solitario. Un puñado de canciones donde la música se encuentra con la poesía para abrir una grieta en la rutina, una brisa fresca que nos invita a pararnos y reflexionar.
Este viernes 31 de octubre, la Sala Nice, un lugar donde ya ha compartido música en su "laboratorio musical", será el escenario para descubrir estas nuevas historias. No es solo un concierto, es una invitación a la casa de un artista que convierte sus vivencias en canciones.